Hubo hace 10 años atrás un conjunto de voces articuladas. Intentaban construir versos: poema o poesía. Dentro de esa búsqueda de unidad, dos palabras quedaron ligadas con lazos de sangre y Niña unió su trazo a Rota como si hubieran sido ambas paridas por la misma raiz latina.
Algún tiempo después entendí que en mi diccionario, Niña implicaba Rota. De allí partió la asociación lícita, convertida en una célula bífida, a buscar su propio camino. Y giró en torno de otros textos, aquietó sus alas por unos años, hasta que finalmente emprendió el vuelo, autónomo, otra vez.
Ahora necesito tu ayuda, lector, lectora. Necesito que colabores conmigo para que el poemario Niña Rota pueda ser libro en soporte papel. ¿Como me podés ayudar? Participando. Con opiniones, con comentarios, con pasadas para ver como esta todo. Podés asistir a las lecturas, aportar económicamente comprando el bono de pre-venta, dejarme una foto que te parezca apropiada, opinar acerca de la gráfica...
Años estuvo esperando este conjunto de palabras por salir a la luz pública. Abandonar los estrados intermedios, la voz privada, es una apuesta para la cual hube de abandonar la seguridad de los cristales conocidos.
Pero no reniego de esos pasos, demoras y retornos anteriores, ya que fueron como las idas y venidas de un hilo cuando teje. Y ese atuendo tejido permitió armar el cuerpo cuyas manos desnudaron a la Niña Rota de su capa oscura.
Confieso que hasta la última serie de retornos no sabía si saldría a la luz la piel de las palabras. El tramo final, vitalísimo pero espiralado, fue decisivo. Así se creó el portón, las huellas del camino de salida: junto a la última parte de este libro.
Por eso necesito tu ayuda, lectora amiga. Para sostener ese impulso de dar los pasos necesarios hacia afuera de la Niña Rota.
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